Ha llegado el otoño, bajan las temperaturas, cambian los colores del paisaje que nos rodea y, al igual que ocurre en cada estación del año, aparecen características que mejoran la carne de cordero.
Durante el verano los corderos de nuestra marca de calidad se han alimentado de los pastos situados en la Serranía de Cuenca y una vez llegado el otoño aparecen nuevos brotes en las praderas. Esto aporta nuevos matices a la carne del Cordero Serranía de Cuenca que son muy apreciados por todos los consumidores.
Al igual que al ser humano, al cordero le gusta comer setas y hongos de buena calidad. En esta época aparecen en la Serranía de Cuenca una amplia variedad de ellas como Boletus, Colmenillas, Negrillas o Níscalos, por citar algunos de los tipos que podemos encontrar en cualquiera de los parajes de nuestra zona geográfica.
Para llegar a los pastos, los corderos incluídos en la marca de calidad Cordero Serranía de Cuenca, recorren varios kilómetros andando y se mueven libremente por los mismos. Al tratarse de ganado en régimen de semilibertad y con alimentación natural nos encontramos con una carne sabrosa y con una textura incomparable.
El otoño aporta característica únicas al cordero Serranía de Cuenca
El cambio de temperaturas, mucho más suaves y la llegada del invierno hace que en otoño el cordero genere un poco más de grasa. La alimentación natural y los largos recorridos que hacen a diario minimiza este efecto y hace que la carne sólo tenga la grasa necesaria para aportar la jugosidad que necesita.
Como decimos, durante el otoño cambian las pautas de alimentación y la forma en la que el cuerpo de cada cordero asimila los nutrientes, hacíendolo aún más, si cabe, sano y sabroso.
Nuestra recomendación para este otoño no puede ser otra que animar a todos aquellos que les guste comer carne de calidad, con unas características únicas, que consuman carne de Cordero Serranía de Cuenca. ¡Estamos seguros de que les encantará!